Me
resulta fundamental un uso “sano” desde el punto de vista docente de la
práctica de la evaluación. Intento que me sirva como un medidor de logro y un
punto de partida para el siguiente paso, más que como una recompensa o un
castigo. Es una fase del proceso de E-A que me preocupa por el grado de
responsabilidad que tiene dentro del desarrollo del mismo.
Si
entendemos por estrategias de evaluación el conjunto de métodos, técnicas y
recursos que utilizo para emitir un juicio de valor sobre el proceso de
Enseñanza – Aprendizaje, en cuanto a la heteroevaluación, intento darle un
papel fundamental a la observación directa, que me ayude a monitorizar un
aprendizaje autónomo, y rúbricas de evaluación previamente mostradas al
alumnado con el mismo fin y que me ayude a hacer una atención lo más
individualizada posible, identificando las necesidades particulares y el diseño
posterior de intervención en consecuencia. Otro aspecto esencial es el cuaderno
y el portafolio, ya que es un medidor de logro individual bastante real.
También recurro a las pruebas orales y escritas para comprobar el nivel de
comprensión adquirido, aunque reconozco que quizá lo hago con demasiada
frecuencia (cada quince o veinte días), su peso en la nota final es menor en
relación a las rúbricas, portafolio, cuaderno y trabajo diario y actitud,
resultados estos últimos de la observación directa. La autoevaluación y
coevaluación es fundamental para el desarrollo de la autonomía en el proceso de
mejora del alumnado. Suelo hacer la autoevaluación antes de una prueba escrita
en forma de diana o de lista de cotejo, y la coevaluación suelo emplearla tanto
la exposición oral como producciones escritas, con la intención de que produzca
un efecto “en espejo”.
Estas
estrategias me permiten intervenir y ver al alumnado en el momento en el que se
está desarrollando el proceso y no solo a posteriori del mismo, ayudándome de
este modo a realizar una intervención frecuente y considero que bastante
eficaz, permitiéndome valorar un gran número de competencias en mi alumnado,
aunque aún quedan muchos aspectos por mejorar, incluyendo más estrategias y
buscando mayor idoneidad de los momentos en que llevarla a cabo. Las
herramientas que uso para la evaluación son variadas: exámenes escritos y
orales, plantillas de observación, rúbricas y portafolios.
En
líneas generales, en mi Centro se usa sobre todo la evaluación del docente,
aunque cada vez más se está fomentando la autoevaluación del alumnado. Del
mismo modo, la evaluación cada vez tiene a ser más competencial, aunque la
conceptual sigue teniendo un peso muy importante.
Suelo
evaluar en distintos momentos, al principio, en el desarrollo y al final del
temario en el que nos encontremos, dando como resultado una calificación final
de evaluación trimestral.
Las
herramientas que uso para la evaluación son variadas: exámenes escritos y
orales, plantillas de observación, rúbricas y portafolios.
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